En el Mar!
Verde es el mar: verde como la esperanza;
verdes son las llanuras y las selvas,
y los ojos sonadores de las virgenes del Rin:
azul es aveces la ola: azul como el amor;
azules son los cielos y los lirios,
azules son los suenos del poeta,
y azules las silvestre campanillas
que se abren con el beso de la tarde;
blanca es la nube perezosa,
viajera del vacio: blanca como la inocencia;
blancos son los velos de las virgenes,
y las tocas de los muertos;
negro es el cielo tempestuoso;
negros como las alas de un paujil gigante;
negros son los suenos de los malos,
el fondo del abismo y las noches de los proscriptos;
el mar es el engano perpetuo:
el verde, el azul, el violaceo,
todos son negros en el fondo;
el cielo es la mentira cinica: el azul desmayado,
el nacar palido, todo es negro en el fondo.
En lo profundo del mar, el mostruo, el fango;
en lo profundo del cielo. . . nada;
Triton, dejo una reyedad de mostruos,
Jupiter una dinastia de fantasmas:
Lucrecio creia hayar a Dios en el fondo del mar;
la fe cree hallarlo en el fondo del cielo:
Tales saco a su Dios de las aguas del oceano;
Anaximandro y Leucipo de los atomos del aire;
y Dios no esta en ninguna parte;
el mar, no representa a Dios;
representa la mujer;
es obscuro, voluble, tempestuoso, perfido;
Quien interroga el abismo?
mar profundo, o corazon, de mujer,
Quien ve en el fondo?
tempestades del cielo, o tempestades del alma,
Cuales son mas temibles?
volubilidad de la ola,
hay algo que tu iguala;
una alma de mujer;
todo era azul ayer:
azul el cielo y azul el mar;
era una tarde,
toda de tintes azulosos,
desde el obscuro que rodea la gruta,
hasta el palido y triste color de niebla
de la ola que muere sobre la arena blanca. . . .
las espumas y las nubes, aves viajeras del desierto, jugueteaban, inquietas, caprichosas, poliformes; en el confin del horizonte, lo blanco de la espuma se besaba con lo blanco de la nube; amor de mariposas; el mar ni rugia, ni se quejaba: murmuraba; arrullo de gigante! efluvios lejanos y brisas fugitivas, todo era ligero, suave, perfumado, como un verso de Virgilio; melancolia marina que hacia pensar en los cuadros de Pierre Loti; era una mar como griega, que suspiraba por la estrofa de Baudelaire y el poema de Leconte de Lisle; tarde de esas, en que los veleros buques, navegan como garzas fugitivas, y contentos los marinos, sentados en la proa, cantan el himno del Amor y la Esperanza; tardes en que duerme la tempestad-Benditas sean! Las tardes azul del mar me hizo pensar en las tardes azules de la tierra; Los Perfiles sinuosos de la montana, la sombra azul obscura descendiendo al valle poblado de rumores; el rio gris plomizo como la cabellera de una anciana; la blanca casa en medio de la arboleda, como una flor de loto abierta entre el boscaje; la sombra de mi madre; y el poema de mi amor, y la virgen de mis suenos. . . azules sus ojos, que semejaban mas un lago por lo tranquilos, que un mar por lo profundos, azules las venas de sus manos, que estrechaba entre las mias- lirios blancos con franjas azulosas- azules las cintas de su cuello y los suenos de su alma; verde la montana cercana, el prado en que hundia sus plantas, y las palmas que nos daban sombra; blanco su rostro de virgen circasiana, blancas las nubes que miraba, blanca su alma como la nieve inmaculada; ay! y en el fondo de tanto azul y tanto blanco, habia lo negro, lo profundo, negro; perfida como la ola, dijo Shakespeare; perfida de mujer y perfidia de mar, ambas dan la muerte; la ola y la mujer, ambas arrullan; la ola y la mujer, ambas sepultan, ambas matan con su beso helado y humedo. . . cuando alce la cabeza estaba negro el cielo, negro el mar, la ola negra inrritada, la espuma encima de ella como su blanca cabellera hirsuta; la luz, el azul, el verde, todo habia huido, solo quedaba lo negro; la verdad, el fondo de todo, lo inmutable; pense en mis tristesas, en mis nostalgias, en mi orfandad; proyecciones negras y lejanas, se alzaron en mi alma; los suenos de mi amor, las costas de mi patria, la tumba de mi madre; negro era cielo, negro era el mar, negros como los suenos de los celos, como las noches del proscripto como las soledades del huerfano; pensando en ese mar, pense en mi amor; el escollo, la emboscada, la pefidia, todo negro; negras las costas lejanas de la patria, la emulacion, el odio la contienda; solo en un punto negro en el espacio, habia un rostro blanco que me miraba con tristeza; negro el cabello, negras las pupilas, senti el estallido de un beso sobre mi frente; era la hora del ensueno, la hora en que la sombra de mi madre viene a besarme; entonces murmure la unica oracion que no e olvidado, parael unico Dios en quien yo creo oracion en dos palabras: Madre mia, Madre mia.
Hubo en el cielo, uno como florecimiento de estrellas, en el mar, uno como estadillo de espumas, y pareciome que la soledad inmensa, poblada de rumores murmuraban tristemente: Madre mia Madre Mia.
Autor: Vargas Vila.